Humberto Cano nació en
Tegucigalpa, el 12 de febrero de 1902 Sus padres fueron don Hipólito Cano y
doña María Romero. Siendo aun un adolescente, su padre lo envió a Italia a
estudiar música porque los maestros de violin en Centroamerica ya no tenían que enseñarle.
Inmediatamente después
de su llegada y tras rigoroso examen fue admitido en el Conservatorio Giuseppe
Verdi de Milan, a donde por regla general se aceptan los alumnos por un año de
prueba antes del examen confirmativo. Puestas en evidencia las cualidades del
nuevo alumno y para considerar su caso
se reunió la Comision Examinadora en fecha extraordinaria constituyendo el
caso exepcional de admitirlo formalmente
sólo 4 meses después de su ingreso como aspirante.
Después de tres a cinco
años, se permite a los alumnos del conservatorio Verdi tocar en público.
Humberto Cano tocó en el Conservatorio antes de completarse el primer año de
estudios.
En vista del esfuerzo
de su familia para mantenerlo estudiando en Europa y de los triunfos alcanzados
en tan poco tiempo, el gobierno de Honduras le concedió una beca de 90 dólares
mensuales, la cual sólo recibió por dos meses por haber estallado en Honduras
la revuelta de 1924.
Ocurre aquí un
incidente de mucho relieve ebn la vida de un estudiante de música; incidente
que llegó a poner en peligro la futura carrera artística del violinista
hondureño.
Los maestros Paolo,
Anzoletti y Tua querían ser tutores de Cano, suscitándose una seria rivalidad
que alcanzó caracteres agudos, ya que para satisfacer a los dos primeros
maestros mencionados, se echó a la
suerte la decisión. Ganó Paolo, pero el profesor Anzoletti sentía tanta predilección
por Cano que amenazó con retirarse del Conservatorio si no se le daba a su
alumno.
Las situaciones
precarias por las que atravesaba, obligaron entonces a Cano a tocar en los teatros
de Milán durante la noche, llegando en esta época a ser el músico mejor pagado
de la ciudad.
Al enterarse el
profesor Anzoletti de semejante situación, se opuso a que Cano tuviera que
trabajar para ganarse la vida y desde entonces lo tomó bajo su protección
directa ofreciéndole su hogar y su mesa
para que pudiera dedicarle plenamente sus energias al estudio de la música.
El profesor Anzoletti
sentía tanto orgullo de su discípulo que
él como su hermana, le pidieron que agregara a su nombre, el apellido
Anzoletti.
La Srita. Anzoletti,
insigne pianista y escritora a quien Cano debe su solida preparación humanista,
murió primero y el profesor Azoletti poco
después sin haber visto coronada de triunfos, la carrera de su alumno
predilecto.
Mientras duró el
quebranto de la salud de su Maestro, a Cano se le hizo la honra de sustituirlo
en el Conservatorio en sus funciones docentes.
Antes de su muerte, el
Prof. Anzoletti hizo heredero universal de sus bienes a Humberto Cano,
incluyendo una villa en Tranto. Su violin un Stradivarius valorado en 300.000
dolares, fue dado en herencia al conservatorio con una cláusula en que autoriza
a Cano para tocarlo en el sus conciertos.
Siendo aun estudiante,
Cano tocó violín primero bajo la dirección de Arturo Toscanini en 1928, con la orquesta
sinfónica del Conservatorio de Milán.
Para el examen final,
Cano fue presentado en el conservatorio Rossini de Pesaro por el famoso Prof.
Giovanni Chiti, ante un tribunal de maestros llevados al efecto de Parma,
Florencia, Nápoles, Milán y Roma.
Después de terminada la
ejecución, uno de los examinadores le preguntó que de que parte de Italia venia
y cuando Cano le respondió que no era italiano, el maestro expreso con
pesadumbre “ CHE PECCATO”
El Prof. Chiti al
felicitarlo le dijo: siga usted dedicado al violín que con él podrá usted hacer
lo que quiera.
Después de su
graduación, emprendió Cano una serie de jiras de conciertos por toda Italia
iniciando con un debut formal en Milán. Entre los conceptos de la crítica, se
encuentran los siguientes: Diario Popolo de Italia, en su edición del 10 de
octubre de 1930 dice: el viloinista Humberto Cano anoche por medio del programa,
se ha revelado como un virtuoso con abundancia de belleza en un sonido, lleno de robustes e impecable interpretación.
“CORRIERE DE LA SERA”
dice: el violinista Humberto Cano, bien conocido de nuestro público por sus
ejecuciones anteriores, se reveló anoche
no solo como un virtuoso y fiel intérprete sino con un dominio
exepcional de la mano derecha.
Con los laureles de la
consagacion en la tierra del arte por excelencia y bajo el impulso de la
emoción que produce el triunfo, su único anhelo fue regresar inmediatamente a Honduras donde se le recibió con los brazos abiertos y
se le tributó toda clase de homenajes.
En este período, Cano
compuso su concierto en La Menor para violin y piano, el vals caprichoso y
alrededor del panal .
Con motivo de la guerra
de Etiopia y cuando Honduras se adhirió a las sanciones económicas contra
Italia, Cano fue invitado a no trabajar por estipendio en Italia,
concediéndosele el privilegio de permanecer en el país si asi lo deseaba. Humberto
Cano prefirió dirigirse a Suiza con el objeto de seguir activamente su trabajo. En este país se le
hizo una tentadora oferta para enseñar en un Conservatorio siempre que
renunciara a su nacionalidad y adoptara la suiza; prefirió seguir a Francia
donde en París, donde el patrocinio del Dr. Julian López Pineda, Ministro entonces
de Honduras en Paris, presentó un concierto en la Salle Corteau.
Terminado el concierto, uno de los críticos de la prensa diaria de
París, mostró a Cano y a los compatriotas que estaban con él, Dr. López Pineda,
el Lic. Marcos Carias Reyes y el doctor Rosendo
Martínez, las notas críticas que habían escrito al desarrollarse el
concierto. Entre ellas, se comparaba a Cano con Jan Rubelik, considerado en su
tiempo, como el violinista con mejor crítica del mundo. La modestia de Cano se
opuso rotundamente a que se publicase el juicio y así sucedió.
De Francia pasó a
Alemania y después de un concierto en Hamburgo, el diario “Hamburger Tageblatt”
consigna en su edición del 13 de octubre de 1936, lo siguiente: “como
ejecutante y compositor a la vez Humberto Cano va del brazo de Pablo de
Sarasate y el Maestro Granados”
La opinión del resto de
la prensa hamburguesa en esa ocasión fue más o menos unánime y el Cónsul de
honduras en Hamburgo, el Dr. Magín Herrera A. envió a Honduras los recortes de
opiniones que fueron traducidas y publicadas en la prensa de Centroamérica. Después
de una ejecución en conjunto con otros
artistas de Berlín, la prensa local declaró casi únicamente que el punto
culminante del concierto había sido la ejecución del violinista de Honduras
Humberto Cano.
Nuevamente de regreso
en Italia, Cano se dedicó al perfeccionamiento de su técnica y a la
preparación de su gran jira continental
por las Américas. Pero antes de partir fue a Hartenstein, Alemania en busca del
más famoso maestro del violín Prof. Siegfried Eberhardt, a quien se presentó
como un alumno cualquiera. Después de una breve discusión sobre asuntos
técnicos, el Maestro Eberhardt explicó a Cano, que después de 40 años de
investigación y esfuerzos, había logrado desarrollar la técnica necesaria para
resolver un difícil problema del manejo del arco asegurando que solo la
mitad del arco podía recorrerse hacia arriba
o hacia abajo para dar ciertos efectos por existir un impedimento anatómico en
el brazo humano, lo que limitaba en su opinión, el número de notas que podía
tocarse en una arcada. El Prof. Eberhardt pidió a Cano poner en ejecución sus
instrucciones, con 4 notas después con 8 y así sucesivamente hasta 32, llevándose
la gran sorpresa que Cano no lo hace con toda la longitud del arco. Sorprendido
el Maestro lo invitó a que enseñaran juntos, pero Cano tenía su viaje planeado
al nuevo mundo y solo aceptó por poco tiempo.
El entusiasmo del Prof.
Eberhardt llegó a tal punto que propuso a Cano marchar con él para establecer
un conservatorio en Honduras, que sería sin duda alguna, la atracción de todos
los violinistas del mundo. Desgraciadamente la guerra estalló y aunque Cano tenía
su pasaje pagado, no pudo salir de Alemania, donde para vivir tuvo que ver
consumida su seguridad financiera.
En diciembre de 194, la situación se volvió más estrecha al entrar
Honduras en la guerra contra Alemania. Al principio Cano sólo fue obligado a
reportarse diariamente a la policía,
pero luego se invalidó su pasaporte y tuvo que ponerse bajo la
protección del consulado de Suiza quien
se encargó de obtenerle un nuevo desde Honduras, lo que tardó 8 meses.
Cuando los bombardeos
aliados castigaban las ciudades alemanas, para levantar la moral del pueblo,
los nazis, repartían dobles raciones de café, azúcar, etc. Cano nunca se separó
de su violín lo que le valió la libertad más de una vez.
Cano tuvo la esperanza
de ser canjeado pero esto nunca se realizó,
hasta cuando terminada la guerra pudo ir
a París, donde gracias a su genial ejecución, obtuvo
consideraciones como las de ser alojado en un cuarto privado en el campo de
reunión de París, mientras a los demás repatriados se les apiñaba hasta catorce
en una pieza y eso por pocos días mientras eran remitidos a un campo en las
afueras de París, a mas de cien kilómetros de distancia. El capitán-jefe del centro de reunión en Francia,
propuso a Cano que se quedara en parís y que él lo ayudaría a establecerse.
Cano prefirió regresar
a su patria a donde por un año y medio estuvo restableciéndose. Poco después
se trasladó a los Estados Unidos con el
cargo de Agregado Cultural de la Embajada de Honduras en Washington donde
esperó tener la oportunidad de reiniciar
su carrera artística interrumpida por la guerra.
Humberto Cano, fue el primer Director de la
Academia Nacional de Música, fundada en el gobierno de Juan Manuel Gálvez. Fue
también Director de la Banda de los Supremos Poderes. Cano, para muchos, está
sindicado como el mejor violinista de Honduras, Murió el 14 de agosto de 1986,
en Tegucigalpa.
El autor agradece a Rogen Din Fortín, el acopio de las fotos.